sábado, 9 de enero de 2010

Reflexiones del Porvenir y la nueva Década.

Hoy se cumplen nueve días de haber empezado el año.

En mi trabajo, gracias a su ubicación; es posible ver gente, mucha, mucha gente. La zona conurbada donde estoy ubicado ocho horas de mi día, muestra la verdadera cara de la sociedad voluble y desfachatada en la que vivimos. Hace unos días, pasaba la gente mofándose de la crisis; llegaban a gastar sus aguinaldos en costosos equipos de cómputo y lujosos e inservibles gadgets… hoy, se ven caras de preocupación errando en las calles, el cansancio a flor de piel deambula encarnado en gente común y corriente, gente con ojeras de horas extras acompañadas de vigilia y mal sueño.

Ayer mi patrona saco el tronco del pino que fue de navidad. No hay mejor analogía para el mes de enero (Y la época en general) que ese tronco seco, refunfuño y que ahora solo es un estorbo; cuando hace apenas veinte días yacía imponente en medio del local como signo de grandeza e imponencia contra la tristeza, la desunión y la crisis.

Dicen que nadie es adivino para saber que nos depara el futuro. Yo creo que cualquiera que tuviera esa cualidad, renunciaría a ella. Es terrible saber que pasara y no poder hacer nada para impedirlo. Y más horrible aún, es seguir el mismo guion que nos lleva a la desazón y al desencuentro y no querer evitarlo.

Estamos en una época en la que, según nosotros y nuestras buenas costumbres old school, nada nos sorprende. Pero en realidad es difícil decirle a la gente que despierte y mas difícil aun, esperar una reacción de una sociedad que, por mas que se diga, aun no llega al borde de la desesperación como para dar el grito de guerra sin miedo a arriesgar su “comodidad”. La fama de conformistas, nos la ganamos inconscientemente.

Nuestro poder adquisitivo es bajísimo y, en vez de buscar el progreso sin esperar que venga por si solo, nos apretamos el cinturón pero no nos morimos de hambre. Y la familia, es a la vez un arma de dos filos. Basta ver al hijo o al nieto que corrieron por no pagar la renta, que es bien recibido en la casa paterna o con los abuelos, basta tener a la familia cerca aunque ello conlleve a dormir en el suelo, dicen los viejos, “todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar”; al fin que es el lema de todo buen Mexicano.

La solidaridad familiar, es la razón principal por la que nunca habrá otra revolución.

El año comienza, y no solo eso; también es el inicio de una nueva década. Ahora ya no escribiremos dos ceros seguidos en el año. Pasaron los dosmiles y vienen los nuevos años dieces. ¿Que nos depararan los, tan alejados ahora; nuevos setenta? ¿Vendrá una nueva época de pacifistas fumados con la misma perorata pseudoliberal que arrastramos desde la época de nuestros bisabuelos? ¿Vendrá la tan esperada tercera guerra mundial para demostrar lo poco que hemos evolucionado como sociedad? ¿Veremos, al fin, el fin de los tiempos?

Los más conservados de nuestra generación, tal vez logren presenciar muchos de los cambios futuros. Nuestros nietos y quizá hijos; serán los precusores de neo-revoluciones. Ya los puedo ver; montados en carros voladores e incendiando con novas las comunidades selenitas que, seguramente, volverán dependiente a nuestro país de nuevo.

Lo único que le contare a mi hijo, antes de inducirlo a movimientos mafufos, es que tenia un blog con éxito medio y claro, le ayudare a hacer el suyo.

Y le aconsejare que años adelante, se organice con sus broders y hagan un blog colectivo… pero que le pongan un diseño decente. JAGM

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